Clase Nº 2

StartFragmentEL PRIVILEGIO DE ADORAR A DIOS

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¿QUÉ SIGNIFICA SER UN ADORADOR?

El Antiguo Testamento nos enseña que no cualquiera podía entrar a la presencia de Dios. De hecho, la figura de adoración era la de un solo hombre, vestido de atuendos santos que podía ingresar una sola vez al año para ofrecer una ofrenda por el perdón de pecados.

Pero gracias al camino que nos abrió Jesús en la Cruz, el velo se rasgó y hoy somos libres para presenciar su Gloria.

• David tenía una llave para entrar al corazón de Dios y tocarlo, esa llave era la Adoración y la Alabanza a Dios. 2º Samuel 6:5 / 6:14-23. Gracias a ello, David fue considerado por Dios un hombre conforme a su corazón.

“…les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero”. Hch. 13:22

David reconocía que sin Dios nada podía hacer y que era Dios quien peleaba por Él.

Para ser un verdadero Adorador debes conocer a tu Señor en sus tres manifestaciones:

• Dios Padre.

• Hijo.

• Espíritu Santo.

Es importante prepararse para guiar a la gente en adorar a Dios de corazón. Animar a las almas a levantar su espíritu a Dios, de tal forma que la adoración sea de su agrado.

La preparación comienza sabiendo que nuestra relación es desde ahora la relación que mantiene un hijo con su padre. Los verdaderos adoradores son aquellos que pueden llamar a Dios como su Padre.

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Jn. 1:12

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”. Rom. 8:14-15

DIOS BUSCA ADORADORES.

¿Por qué Dios busca adoradores? ¿Acaso tiene necesidades?

A pesar de su grandeza y omnipotencia se hace humilde a tal punto de buscar verdaderos adoradores.

‘Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren’. Jn. 4:23

Hay tres tipos de adoradores:

• Samaritanos: Adoradores paganos que se postraban ante dioses falsos y por eso eran rechazados por los judíos. Quizá en un tiempo remoto fuiste de este tipo de adoradores, pero ya no más. Ahora estamos en la presencia de un Dios verdadero y debes adorarle con todo tu ser.

• Judíos: Poseedores de la verdad revelada y escrita. La conocían pero no la practicaban o la mal interpretaban según su conveniencia. A veces podemos ser así, adoradores que poseen pero desperdician la Palabra. Hay quienes la conocen desde hace tiempo y hasta se frustran por escuchar predicas conocidas, buscan novedades, tienen sed de más Palabra de Dios; pero la dejan secar sin dar frutos porque son adoradores completos, sino que están vacíos.

• Adoradores verdaderos: Aquellos que en espíritu y verdad no solo tienen hambre y sed de la Palabra, sino que también la toman como verdadera en sus vidas y buscan reflejarla en ella. Los verdaderos adoradores son quienes conocen y revelan a Jesucristo y al Espíritu Santo donde se encuentren.

¿Para qué los busca entonces?

Porque Él desea tener una relación de amor, vincularse a través de la alabanza y adoración en ambas direcciones. Busca establecer un diálogo.

Dios nos da un medio por cual tenemos acceso a su presencia, en cualquier momento y lugar. Se llama oración y adoración. Cuando oro busco a Dios, cuando adoro Él me busca a mí.

ADORAR EN ESPÍRITU Y EN VERDAD.

‘Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren’. Jn. 4:23-24

En este pasaje podemos observar que el Padre no busca a maestros, evangelistas o pastores; Él busca adoradores.

En verdad no existe eso de que sólo eres un pastor, maestro de niños y que de la adoración se encargue otros; sino que en todo tiempo adoras. Eres pastor y adoras, eres ujier y adoras.

La conversión de la mujer samaritana nos da una gran revelación sobre la Adoración.

(v.21) Observamos una discusión entre la samaritana y judíos donde era el lugar correcto, cada uno de estos pueblos defendían sus puntos de vista. La respuesta de Jesús fue reveladora: la adoración no es en el monte Gerizim, ni en Jerusalén. La adoración es una actitud de corazón, es un estilo de vida. No tiene que ver con un lugar, ni con formas. La adoración es en espíritu y verdad.

• ESPÍRITU: Cuando nos disponemos a adorar a Dios, muchas veces lo hacemos con el hombre exterior, una posición o un lugar, una costumbre. Y Dios pide que sea nuestro hombre interior el que se comunique con él. Dios es Espíritu, por lo tanto es nuestro espíritu el que se debe encontrar con él. Es por eso que la adoración no está reservada a lugares ‘santos’, sino a un solo lugar: el corazón. Si comprendemos esto veremos que de esta manera es la única forma en que podemos estar continuamente en su presencia adorándole, porque Adoración es un estilo de vida. La ubicación del adorador no es más importante que la actitud del adorador.

Si Dios es Espíritu significa que un espacio físico no lo limita, está presente en todo lugar y en toda hora. No es dónde adoremos, sino cómo se adora.

Significa abrir nuestro corazón para percibir su amor, adorar según la real naturaleza de Dios.

• VERDAD: Un adorador en verdad es aquel cuyo corazón no está dividido.

“He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”. Sal. 51:6

“Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; Afirma mi corazón para que tema tu nombre”. Sal. 86:11

La verdad une mis emociones, mi mente y mi voluntad, enfocándome solamente en ÉL. Dejo de lado mis preocupaciones, las falsedades, la mentira y los velos que me impiden comunicarme con Él; y aun lo que están haciendo las personas a mí alrededor, para dar la Adoración que la palabra de Dios me enseña.

“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. Jn. 17:17

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